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Soy Profesor Titular en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid. Doy clase de Petrología Metamórfica y Geología de Campo (en Pirineos y las Béticas). Hice la tesis sobre la evolución metamórfica de una unidad esquistosa de los complejos de Órdenes y Cabo Ortegal. Estuve de post-doc dos años entre el USGS de Denver y la Universidad de Colorado en Boulder, donde aprendí geoquímica isotópica y geocronología de los sistemas Sm/Nd y U/Pb.

La vida a través del espejo|oႱɘqƨɘ…

Antes de que se acabe este Año Internacional de la Cristalografía (como veis, esta entrada es de 2014), me gustaría transmitiros una curiosa aplicación de la Cristalografía que tiene implicaciones en aspectos tan aparentemente alejados de ella como son el origen de la vida, la farmacología y la búsqueda de vida extraterrestre.

Simetría quiral

Pocas cosas han despertado tanta curiosidad y fascinación en tantos campos tan diferentes como la simetría especular, uno de los elementos básicos de simetría, junto con ejes de rotación y centros de simetría.

Elementos básicos de simetría, de izquierda a derecha, eje de rotación, plano de reflexión y centro de simetría. Figura tomada de Bloss, F.D. (1994): Crystallography and Crystal chemistry. Mineralogical Society of America, 545 pp.

Desde las representaciones de nuestros antepasados de sus propias manos (objeto quiral por excelencia), hasta las Torres KIO, pasando por el mito de Narciso, la escritura de Leonardo, la filosofía natural de Kant, toda manifestación del intelecto humano parece estar reflejada en el espejo de la quiralidad.

Pero, a pesar de la posmoderna idea de que somos el ombligo del universo, el ser humano no tiene la exclusiva de la quiralidad. En la Naturaleza, esta propiedad se manifiesta de muy diversas maneras y a diferentes escalas: partículas subatómicas, moléculas orgánicas, minerales, conchas de caracoles y plantas trepadoras, por citar algunos ejemplos.

Enredaderas que se arrollan hacia la derecha o hacia la izquierda, caracoles y bacterias, son diferentes manifestaciones del fenómeno de la quiralidad. Fuente: Hegstrom, R.A. y Kondepudi, D.K. (1990) La quiralidad en el Universo. Investigación y Ciencia, Marzo 1990, 58-67.

Quiralidad orgánica

Aunque lo mío son los minerales (inorgánicos ellos), por una vez voy a centrarme en los compuestos orgánicos. De hecho, el arquetipo de molécula quiral es la que tiene como base un átomo de carbono en el que sus cuatro enlaces están ocupados por diferentes componentes.

La molécula de la imagen (un aminoácido) admite dos configuraciones posibles alrededor del átomo de carbono que no se pueden superponer: una es el reflejo de la otra. Son quirales y cada una es un enantiómero (levógiro y dextrógiro).

Desde el punto de vista termodinámico, cada una de las manos (enantiómeros) de un compuesto quiral tiene las mismas probabilidades de formarse, dando lugar a soluciones con la mitad de moléculas levógiras (hacia la izquierda) y la otra mitad dextrógiras (hacia la derecha), lo que se llama una mezcla racémica.

Además las propiedades físico-químicas de cada enantiómero son exactamente iguales (al menos macroscópicamente), salvo cuando interaccionan con otras moléculas quirales (como os mostraré más adelante) o con un campo de fuerzas quiral (como por ejemplo la luz polarizada, esa que tan bien nos explicó Antonio Martínez Ron en #ÓrbitaLaika2).

Agregados de cristales de NaBrO3 observados con un microscopio de luz polarizada. Los oscuros corresponden a una mano y los claros a la otra. Fuente: Viedma et al. (2013). Angewandte Chemie International Edition, 52, 10545-10548.

Homoquiralidad vital

Sin embargo, las moléculas más importantes que intervienen en los procesos biológicos suelen romper esta norma del fifty-fifty (llamada técnicamente regla de la paridad), favoreciendo una de las manos sobre la otra, lo que recibe el nombre de homoquiralidad (igual mano).

Tuve la oportunidad de experimentar en carne propia la homoquiralidad biológica hace unos años, mientras realizaba una estancia en la Universidad de Stanford. Y no es que estuviera realizando experimentos sobre ese tema; resulta que sufrí un accidente de bici que me dejó el brazo derecho inutilizado una temporada y me vi obligado valerme de mi brazo izquierdo para vivir (probad a escribir con vuestra mano mala, ya veréis).

Anécdotas aparte, en el mundo biomolecular, los compuestos homoquirales más conocidos son los aminoácidos (que son siempre levógiros) y los azúcares (que son dextrógiros).

Os recomiendo que leáis el artículo ¿Convivimos con organismos alienígenos? publicado en el número de febrero de 2009 de Investigación y Ciencia (tenéis el enlace al final de esta entrada) porque en él su autor Paul Davies expone de manera muy clara las diferentes ideas que existen sobre la relación entre homoquiralidad y vida (y cuál fue antes).

Y un aviso a navegantes (a navegantes espaciales): en nuestra búsqueda de vida fuera de la Tierra, lo importante no es encontrar moléculas orgánicas; ya que la vida tiene tanta querencia por una de las manos, lo que hay que hacer es buscar moléculas orgánicas homoquirales.

Fisiología humana y quiralidad

Puede parecer un simple capricho, pero la homoquiralidad tiene una función muy importante en la transmisión de información biológica al juntarse dos moléculas que tengan una determinada quiralidad. Y el ser humano es especialmente sensible a la diferente quiralidad.

Un caso curioso es el del olor de ciertas frutas y ciertos compuestos orgánicos. La molécula que da olor a naranjas pinos y limones es exactamente la misma (limoneno), la diferencia estriba en su quiralidad: el limoneno dextrógiro huele a naranja pino y el levógiro a limón. (corregido el error por recomendación de Fernando Gomollón) 

Cada enantiómero de la molécula de limoneno reacciona de manera diferente con nuestros órganos olfativos. El diestro nos huele a naranja pino, el siniestro a limón. Imagen cedida por Cristobal Viedma (ligeramente modificada gracias a la puntualización de Fernando Gomollón Bel).

Un trágico ejemplo de sensibilidad a los diferentes enantiómeros es el caso de la talidomida, del que hace poco hemos vuelto a oír hablar en las noticias (y no para bien, desgraciadamente).

Al parecer, ese medicamento se usaba en Estados Unidos y Europa pero, mientras en el primer caso los laboratorios sintetizaban el enantiómero dextrógiro, que suprime el mareo matinal de las mujeres embarazadas, en Europa se estaba sintetizando el enantiómero levógiro, que provocó graves defectos de nacimiento.

Desde entonces, se ha impuesto una estricta regulación para controlar la mano de los compuestos activos quirales de los nuevos fármacos y uno de los principales objetivos de las empresas farmacéuticas es el de obtener compuestos activos homoquirales (y de la mano correcta).

Para lograr esta «resolución de enantiómeros» (conseguir una sola mano) existen diversos métodos. El clásico es el llamado «Pinza de Pasteur» (Pasteur’s tweezers), que fue el primero en describir este fenómeno. Otros métodos de resolución parten de una solución enriquecida en una de las manos y se espera que el otro enantiómero «se convierta«, en un proceso alejado del equilibrio químico. La baja efectividad y complejidad de este método es una de las razones por las que los medicamentos son caros.

Serendipia

A veces la casualidad tiene consecuencias totalmente inesperadas.

Un colega de mi Facultad, Cristóbal Viedma, decidió realizar un experimento a largo plazo (de aquí a unos 20 años, pensaba él). Quería saber cómo evoluciona una solución racémica de clorato de sodio (NaClO3) en condiciones de equilibrio. Para ello, colocó dicha solución en 10 matraces con unos agitadores magnéticos para mantener la solución en movimiento.

A los pocos días, decidió echar un vistazo al resultado y descubrió que, en uno de los matraces, la solución había dejado de ser una mezcla racémica y solo había cristales de una mano. Ciertamente, eso era imposible así que repitió la prueba varias veces.

Pero el resultado era el mismo una y otra vez. En ese matraz, la solución evolucionaba desde el equilibrio a un enantiómero puro, a una sola mano, en un proceso que se conoce como desracemización.

Arriba, todos los matraces contienen en principio una mezcla racémica de clorato de sodio. Abajo, a los pocos días, el octavo matraz se empecinaba en irse a una sola mano.

Se dio cuenta de que la diferencia estaba en los agitadores magnéticos, que en todos los matraces eran lisos, menos en el matraz díscolo, donde tenía un pequeño anillo central.

Agitadores usados en el experimento. A la izquierda, liso, sin efecto alguno. A la derecha, agitador con un anillo central que acabó provocando la homoquiralidad en la solución. La suerte adopta formas caprichosas.

Al parecer, el efecto de molino de ese anillo central daba lugar a un proceso dinámico de disolución/cristalización cuyo resultado el cambio de quiralidad hacia una sola mano.

Así, de manera absolutamente casual, dio con la piedra filosofal con la que todas las empresas farmacéuticas soñaban: la desracemización 100 % efectiva (y barata).

Como todas las ideas geniales, al principio nadie le creía: ¡cómo un vulgar geólogo iba a descubrir el método más original para conseguir compuestos enantiómeros puros desde las míticas pinzas del gran Pasteur! (como más tarde reconocería la mismísima revista Nature). La casta científica rugía enfervorizada: ¡ANATEMA!

El artículo donde mostraba ese proceso fue rechazado por las revistas más importantes (incluida Nature, aunque luego reconocieron su mérito). Afortunadamente, el editor de una de ellas aceptó el reto lanzado por Cristóbal: es un sencillo experimento, hazlo tú mismo y me cuentas si te sale tan mal como a mí.

Su artículo salió finalmente publicado en Physical Review Letters en el año 2005.

Por alguna misteriosa razón (que Cristóbal no me quiso contar en las conversaciones que mantuve con él para documentarme sobre el tema) este método (que ya ha sido bautizado por la comunidad científica como Viedma ripeningno fue patentado aquí, sino por una empresa holandesa que está ganando (y haciendo ganar a las farmacéuticas) miles de millones de dólares.

Pero este método no funciona en todos los casos (ni tampoco se conocen las causas últimas que lo provocan). En el momento actual, se están desarrollando nuevas metodologías basadas en el Viedma ripening para conseguir los mismos resultados en más compuestos orgánicos.

Las implicaciones de estos futuros descubrimientos seguro que nos arrojarán miríadas de fotones sobre las condiciones en las que surgió la vida en nuestro planeta y la búsqueda de vida extraterrestre.

Imagen de portada de Alexandr Ivanov en Pixabay

El origen de la Luna

La Tierra joven

Qué maravillosa coincidencia, que poco después de una conferencia que anuncié en su día, se haya puesto tan de moda la Tierra infante, primero con la confirmación de que la edad obtenida en un circón de un metaconglomerado en Jack Hills (Australia) es realmente 4375 Ma y segundo con un artículo en la versión americana de Investigación y Ciencia sobre la roca más antigua del planeta (en la región de Nuvvuagittuq, Canadá) y que espero ver pronto en castellano ;).

En el primer caso, la edad hádica (que así se debe traducir Hadean, lo podéis comprobar aquí) ya se conocía, pero se ponía en duda su validez. El estudio publicado ahora en Nature Geoscience demuestra que la edad obtenida anteriormente no está afectada por ningún sesgo y que es real. Tenéis la noticia en castellano aquí (por favor, sustituid roca más antigua por mineral más antiguo, Hadéico por Hádico y tomografía de prueba atómica por tomografía de sonda atómica), o en inglés aquí.

El circón más antiguo del planeta
El mineral más antiguo de la Tierra (Foto: John Valley)

No voy a entrar en más detalles sobre este tema (aunque en el futuro hablaré de la roca más antigua de la Península Ibérica). Podéis encontrar más información en el artículo «Una Tierra primigenia fría» (ACTUALIZACIÓN: Desafortunadamante, la revista Investigación y Ciencia ha desaparecido de la faz de la Tierra y ya no se puede encontrar este artículo), pero me gustaría dejar claro que es una idea polémica y que no todos los geólogos están de acuerdo con una evolución temprana tan rápida.

El origen de la Luna

Pero yo realmente quiero hablar de otro acontecimiento que se produjo en esa Tierra joven: el origen de la Luna. Cuando yo estaba en primero de carrera, Francisco Anguita era mi profesor de Geología General II y nos habló de las tres hipótesis clásicas que había sobre el origen de nuestra Luna y que vienen recogidas en su libro «Origen e historia de la Tierra» (pp. 140-141):

1) Acreción binaria: Los planetesimales dieron lugar tanto a la Tierra como a la Luna durante el mismo proceso.

2) Fisión: La Luna se separó de la Tierra por acción de la fuerza centrífuga.

3) Captura: La Luna fue capturada por la gravedad de la Tierra después de formarse en otro lugar del Sistema Solar.

Las dos últimas plantean problemas desde el punto de vista de la mecánica celeste: la fisión daría lugar a una Luna de órbita ecuatorial, pero existe una pequeña desviación en su órbita; la captura requeriría una gran energía de frenado, salvo que las órbitas fuesen muy parecidas, lo que aproximaría esta hipótesis con la de la acreción binaria.

Gracias a las misiones Apolo pudimos acceder a muestras de la Luna que nos permitieron descartar la hipótesis de la acreción binaria debido a las aparentes diferencias en densidad y composición que existen entre la Tierra y la Luna. Estas diferencias consisten principalmente en el menor contenido en elementos siderófilos (metales de transición afines al hierro) y volátiles en la Luna respecto a la Tierra, mientras que algunos elementos refractarios están enriquecidos en la Luna. 

De esta manera, después de las misiones Apolo, surge una nueva hipótesis, denominada en principio de la fisión inducida, pero que se conoce popularmente como del Gran Impacto (y que viene explicada con más detalle en otro libro de Francisco Anguita, Planetas). Según esta hipótesis, propuesta originalmente por Hartmann y Davis (1975) y Cameron y Ward (1976), un cuerpo del tamaño de Mercurio o Marte (denominado Tea, por la diosa griega madre de Selene) colisionó con la Tierra al poco de formarse, pero cuando ya estaba diferenciado el núcleo, lo que explicaría el menor contenido en siderófilos de la Luna. El material vaporizado (de ahí el menor contenido en volátiles) daría lugar a un disco que rodearía la Tierra, a partir del cual se condensó la Luna. Es importante destacar que, según esta hipótesis, la mayor parte de la masa de la Luna vendría del impactor (es decir, Tea).

Tea impacta contra la Tierra primitiva
El hipotético planeta Tea colisionando con la Tierra primitiva (Imagen: ABC).

Sin embargo, a medida que se mejoran las técnicas analíticas y se obtienen nuevos datos sobre la composición de la Luna, sobre todo isotópicos, queda claro que ambos cuerpos (Tierra y Luna) tienen una composición muy similar. Esto implica que el impactor tuvo que formarse muy cerca de la Tierra porque se asume que los diferentes planetas tienen distinta composición en función de su posición en el disco acrecionario original. Pero esto no es posible. Los planetas se distribuyen siguiendo la regla de Bode, que no contempla un planeta de ese tamaño cercano a la Tierra.

Adiós al modelo del Gran Impacto

Así que hay que empezar a buscar alternativas al modelo del Gran Impacto. Dichas alternativas deben recoger necesariamente que el material del que se formó la Luna es de origen terrestre. Algunas de estas hipótesis están recogidas aquí (y salieron publicadas en Nature Geoscience hace un par de años). En ese artículo se dan dos alternativas. Por un lado se retoma la antigua idea de la fisión o se combina con un impacto de un objeto no rocoso (un cometa). Así recogió la prensa la noticia.

Pero la alternativa que a mí más me ha llamado la atención es la propuesta por de Meijer, Anisichkin y van Westrenen, que salió publicada en Chemical Geology el año pasado. Según estos autores, las diferencias composicionales que existen entre el manto evolucionado (empobrecido) y la corteza terrestre indican que existe en el interior de la Tierra un «reservorio escondido». Según ellos, el mejor lugar para localizarlo es en el límite núcleo-manto, ya que ahí estaría a salvo de la homogeneización provocada por las corrientes convectivas del manto. Este reservorio escondido estaría enriquecido en elementos radiactivos, algo anómalo ya que al ser litófilos tienden a irse a la corteza durante los procesos de fusión del manto. Estos elementos podrían haber dado lugar a un reactor nuclear natural (georreactor) en el interior de la Tierra. El impacto de un objeto (que no tuvo que ser muy grande) contra nuestro planeta podría haber provocado la explosión de ese reactor nuclear y fue esa explosión la que lanzó al espacio todo el material necesario para formar la Luna.

Me ha hecho mucha gracia que en su artículo, estos tres autores dicen que no esperan una adhesión a su nueva hipótesis (aunque eso estaría bien, comentan) pero que quieren dejar constancia de la necesidad de buscar alternativas a un modelo ampliamente aceptado pero que empieza a plantear problemas serios de consistencia. También es admirable la discreción de los autores a la hora de difundir su idea fuera de los círculos científicos, ya que la noticia de un planeta que podría saltar por los aires a la mínima es muy llamativa y seguro que recibiría muchísima atención por parte de los medios de comunicación.

Una pequeña licencia

Antes de finalizar esta entrada me voy a permitir una pequeña libertad. Puede parecer una frivolidad, pero como bloguero recién llegado, me gustaría ensalzar la labor de otros que llevan escribiendo blogs sobre geología mucho más tiempo que yo, sin ningún reconocimiento oficial. Hace poco hemos recuperado una tradición entre los blogueros, como son los Carnavales (en este caso el Carnaval de Geología), una especie de competición donde cada uno presenta una de sus entradas y los votos populares deciden luego cuál ha sido la mejor. He tenido el placer de participar en la V edición del Carnaval de Geología. Podéis leer todas las entradas en este enlace. Algunas de ellas son de gran calidad y merece la pena que les dé publicidad aquí.
El éxito en la convocatoria nos ha animado a organizar otro Carnaval y me gustaría que esta entrada participase en el VI Carnaval de Geología alojado por Aventuras geológicas en el Cuaternario.

VI Carnaval de Geología

Referencias

Cameron, A.G.W. y Ward, W.R. (1976). The origin of the Moon. Proceedings of the Lunar and Planetary Sciences Conference, 7, 120-122.

Hartmann, W.K. y Davis, D.R. (1975). Satellite-sized planetesimals and lunar origin. Icarus, 24, 504-515.

Imagen de Lars Nissen en Pixabay

Atrapar el arco iris

La luz interacciona con los minerales de muy diversas formas. Son muy conocidos los fenómenos de la doble refracción del espato de Islandia, el índice de refracción, que se ha utilizado en las novelas policíacas para esconder diamantes tallados, o la iridiscencia del ópalo.

Pero no quisiera dejar pasar este Año Internacional de la Luz (como podéis comprobar, esta entrada es de 2015) sin mostraros cómo usamos los geólogos la luz para el estudio de las rocas al microscopio.

El microscopio petrográfico

Todos tenemos en mente el típico microscopio al que se asoma un biólogo para observar las intimidades de células, tejidos o neuronas (como nuestro Nobel Santiago Ramón y Cajal); se compone básicamente de un ocular (por donde se mira), un objetivo (pegado a la muestra), una platina donde va colocada la lámina delgada y una fuente de luz.

Santiago Ramón y Cajal y su microscopio.

Sin embargo, los geólogos le añadimos algunas cosillas a nuestros microscopios para poder estudiar la interacción de la luz con secciones delgadas de los minerales. Uno de estos artilugios es el polarizador, y un microscopio petrográfico debe llevar dos, uno fijo, situado justo encima de la fuente de luz, y otro de quita y pon, localizado debajo del ocular, y que recibe el nombre de analizador.

Luz polarizada

Aunque la naturaleza de la luz es ciertamente compleja, nosotros vamos a centrarnos en su comportamiento ondulatorio. La luz ordinaria que emite nuestro Sol o cualquier bombilla incandescente vibra en todas direcciones con un ángulo perpendicular a la dirección de propagación.

Luz ordinaria (izquierda) y polarizada (derecha).

Sin embargo, a nosotros nos interesa que la luz vibre únicamente en una dirección, la llamada luz polarizada plana, y para conseguirla tenemos dos métodos. El primero, denominado prisma de Nicol, fue diseñado por el geólogo escocés William Nicol en 1828, aprovechando las propiedades ópticas del espato de Islandia, la doble refracción y su índice de refracción. Resulta que la luz, al atravesar el espato de Islandia se divide en dos rayos que vibran en ángulo recto uno del otro y tienen diferente velocidad.

Cómo cortar un romboedro de espato de Islandia para construir un prisma de Nicol (izquierda) y cómo funciona (derecha): de los dos rayos que se forman al atravesarlo, el de la línea punteada se refracta y sólo consigue pasar el otro.

Cortando un cristal de espato de Islandia a un determinado ángulo y pegándolo de nuevo con un pegamento especial (bálsamo de Canadá, muy utilizado en microscopía), podemos conseguir deshacernos de uno de esos rayos por refracción y quedarnos únicamente con un rayo de luz polarizada.

Gracias a William Nicol comenzó el estudio de las rocas bajo el microscopio, disciplina conocida como petrografía. Como todas las novedades, al principio, fue despreciado porque sus colegas decían que era absurdo estudiar las montañas al microscopio, pero esa percepción cambió rápidamente.

En España, el microscopio petrográfico fue introducido por el geólogo autodidacta José Macpherson a mediados del siglo XIX.

Más adelante, se desarrollaron otros primas polarizadores aunque en la actualidad se utilizan materiales que presentan una absorción selectiva (segundo método), es decir, que dejan pasar la luz en un plano, bloqueando el resto. En cualquier caso, aunque ya no se utilicen prismas de Nicol, a los polarizadores actuales se les sigue llamando «nícoles» en su honor.

Os recomiendo este vídeo de la sección de Antonio Martínez Ron en Órbita Laika, donde explica fenomenalmente la polarización.

Rocas al microscopio

Pero dejémonos de teoría, vamos a ver algunos ejemplos de rocas bajo el microscopio.

Empecemos por un mineral isótropo, es decir, un mineral cuya estructura cristalina es igual en los tres ejes del espacio, por ejemplo el granate. Poniendo los nícoles paralelos (es decir, poniendo los polarizadores inferior y superior con la misma orientación) se ven perfectamente las características ópticas del granate.

Los minerales de tono crema que aparecen en la imagen son granate. El campo de visión es de unos 5mm. Nícoles paralelos.

Pero lo interesante ocurre cuando cruzamos nícoles.

La misma imagen que la anterior, pero con nícoles cruzados. El granate se ve negro.

¿Por qué se ve negro el granate? Al cruzar nícoles, lo que estamos haciendo es poner los polarizadores a noventa grados. Si el mineral es isótropo (y el granate, al cristalizar en el sistema cúbico, lo es), la orientación de la luz polarizada no cambiará, por lo que la luz no podrá atravesar el analizador. Como resultado, el granate se verá negro.

El resto de los minerales que acompañan al granate (que en este caso son principalmente cuarzo y biotita) son anisótropos, sus tres ejes cristalográficos tienen direcciones diferentes. Al pasar la luz a través de ellos, esta anisotropía consigue que la luz polarizada se desvíe, de tal manera que al llegar al analizador, consigue atravesarlo.

Como cada mineral tiene una estructura diferente, desvía la luz de manera diferente y por eso nosotros conseguimos identificarlos al microscopio.

Así que ya sabéis, para atrapar el arco iris, sólo tenéis que ponerlo entre los polarizadores perpendiculares.

¿Dónde encontrar más imágenes de rocas al microscopio?

Hay muchos manuales de petrografía disponibles en internet (yo tengo el mío también), pero yo os recomiendo que sigáis la etiqueta #ThinSectionThursday en Twitter. Se trata de una curiosa iniciativa por la que, todos los jueves, geólogos tuiteros ponen fotos de rocas al microscopio. Algunas son realmente espectaculares.

Y si queréis ver láminas delgadas interpretadas de una manera diferente, deberíais leer estas entradas de mi [otro (este)] blog.

Espero que lo disfrutéis.

Imagen de portada de mayahawk en Pixabay

Geología sin salir de la ducha

El otro día apareció en mi TL (timeline, o todos los tuits de la gente a la que sigo) un retuit con el que me sentí totalmente identificado, aunque no sigo este tipo de cuentas de Twitter. En él se decía que es muy típico entre los madrileños estar de vacaciones y echar de menos el agua de Madrid (agua del grifo, se entiende).

Porque resulta que el agua del grifo de Madrid es de las mejores de España, no solamente por su (ausencia de) sabor, sino también en la cantidad de espuma que genera al combinar dicha agua con jabón. Por una vez no se trata de la típica chulería castiza sino que existe una explicación geológica.

Del cielo a Madrid

La mayor parte del agua que mana de los grifos en la Villa procede de una red de embalses situados sobre todo al norte de la provincia, en las porciones de las sierras de Somosierra, Guadarrama y Gredos que caen dentro de la Comunidad madrileña, o en sus alrededores. Aunque, evidentemente, esa agua es tratada antes de ser distribuida para su consumo, su composición química depende de la geología de la región por la que discurre.

Esquema del ciclo del agua según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS). Enlace: https://www.usgs.gov/special-topics/water-science-school/science/water-cycle-diagrams

El aspecto composicional que aquí más nos interesa es la conocida dureza del agua, es decir, su mayor o menor contenido en calcio y magnesio. La presencia de estos elementos en el agua inhibe la formación de micelas, que son estructuras en forma de esfera que deben adoptar las moléculas de jabón para eliminar la grasa. Podéis encontrar una excelente y sencilla explicación de este mecanismo en esta entrada de Fernando Gomollón-Bel en el blog de Ciencia del CSIC (entrada que me ha servido de inspiración para esta aportación y autor a quien agradezco su amable disposición).

Resulta que el agua madrileña (aunque sabemos gracias a Los Toreros Muertos que el agua no entiende de fronteras) fluye por terrenos de composición fundamentalmente silícea, ya sean rocas sedimentarias detríticas, rocas plutónicas ácidas, o sus equivalentes metamórficos, con unos pocos afloramientos dispersos de rocas calcáreas situados en las estribaciones del Sistema Central. Este tipo de terreno hace que nuestra agua sea muy blanda (muy pobre en Ca y Mg).

Esquema geológico de la parte norte de la Comunidad de Madrid.

En contraposición, las regiones peninsulares con las aguas de mayor dureza (más ricas en Ca y Mg) son aquellas donde el terreno está constituido por sedimentos carbonatados (principalmente calizas, dolomías y margas), o sus equivalentes metamórficos (mármoles).

Dureza, geología y geografía

Si comparamos un mapa de la dureza del agua en España, con un esquema geológico de la Península, donde están representadas las principales unidades geológicas, vemos que existe una correlación entre ambos.

Mapa de dureza del agua. Fuente: aquaprof.es
Mapa de la Península Ibérica donde aparecen representadas de manera esquemática las principales unidades geológicas. Fuente: IGME.

Las aguas más blandas aparecen en gran parte del Macizo Ibérico, la zona más antigua, geológicamente hablando, del país, ya que es aquí donde predominan los materiales silíceos. También hay agua moderadamente blanda en las cuencas del Duero, Tajo y gran parte del Guadalquivir, donde aparecen materiales sedimentarios detríticos. Las aguas más duras están relacionadas con las cordilleras y cuencas alpinas (más recientes), especialmente la cuenca del Ebro, la Cordillera Ibérica y la parte externa de la Cordillera Bética.

De esta manera, observando la cantidad de espuma que genera nuestro gel al ducharnos, podemos saber no solamente la geología de la zona (al menos si se trata de rocas silíceas o carbonatadas, que ya es bastante) sino también en qué parte de la Península Ibérica nos encontramos, si en la parte central y noroccidental (agua blanda, mucha espuma) o en la parte meridional y oriental (agua dura, poca espuma).

Otra aplicación

Conocer la geología de tu región también te puede servir para ahorrar dinero ya que, como suele venir explicado en los envases, allí donde el agua es blanda, hace falta poner menos jabón en la lavadora o el lavavajillas. Si vivimos en una zona de agua dura, debemos cuidar los electrodomésticos para que no se nos estropeen antes de tiempo por la acumulación de cal.

Imagen de portada de günther en Pixabay

El fin de una idea

Si diéramos validez a la propuesta de Feyerabend de que la ciencia es la religión del momento actual, uno de los evangelios de la petrología metamórfica sería el libro titulado «Metamorphism and Metamorphic Belts», de Akiho Miyashiro, publicado originalmente en japonés en 1969 y traducido al inglés en 1973.

Portada del clásico libro de A. Miyashiro.

Palabra de Miyashiro, te alabamos profesor

En el capítulo 4-3, se sugiere la idea de que existe una correlación entre la edad geológica y la aparición de ciertas litologías. Por ejemplo, únicamente durante el Proterozoico (1100 y 1700 Ma) y el Arcaico (~3000 Ma) se han formado algunos tipos de anortositas, que son rocas ígneas constituidas en su práctica totalidad por plagioclasa, muy comunes también en la Luna. No se encuentran estas rocas ni durante el Paleozoico, ni el Mesozoico, ni el Cenozoico (ni, por supuesto, durante ese esperpento llamado antropoceno). Pero también habla de facies de rocas metamórficas exclusivas de determinados momentos de la historia de nuestro planeta. Las facies constituyen la manera que tenemos los petrólogos de referirnos a las rocas basándonos en sus condiciones de presión y temperatura de formación.

Gráfico presión-temperatura donde están representadas las facies metamórficas de Eskola. La flecha naranja representa la geoterma de la corteza continental estable, mientras que la flecha azul es la geoterma necesaria para generar esquistos azules.

Esta nomenclatura resulta tremendamente útil cuando en una región tenemos una gran variedad de rocas diferentes, pero todas formadas bajo las mismas condiciones; en vez de tener que enumerar todas las rocas de manera individual, las denominamos de manera genérica por la facies a la que pertenecen. Esta sistemática fue propuesta por Pentti Eskola (uno de los grandes profetas de la petrología metamórfica) en 1920.

Pues bien, Miyashiro apunta que rocas de la facies de las granulitas (formadas a altas temperaturas y presiones variables) son muy abundantes en los terrenos proterozoicos y arcaicos, mientras que rocas pertenecientes a la facies de los esquistos azules (formadas a alta presión y baja temperatura) se han generado únicamente a partir del Mesozoico.

Mapa de distribución de esquistos azules, tomado del libro de Miyashiro. La gran mayoría de esos puntos se corresponden a rocas mesozoicas y cenozoicas.

Naturalmente, no encontrar esquistos azules antiguos podría tener su explicación. Una sería que, en su camino a la superficie, los esquistos azules se fueron transformando progresivamente hacia otro tipo de facies, a medida que iban cambiando las condiciones de presión y temperatura.

La otra explicación (bastante elegante, además) la propuso un geólogo holandés llamado Henk J. Zwart (este podría ser un apóstol). Para que un esquisto azul preserve su mineralogía original intacta en la superficie terrestre, el ascenso desde su lugar de origen debería haber sido muy rápido (para que no le diese tiempo a adaptarse a las nuevas condiciones de presión y temperatura). Pues bien, ese rápido ascenso habría provocado también un importante proceso erosivo, que no dejó ni rastro de los esquistos azules antiguos.

En cualquier caso, el debate sobre la existencia o no de esquistos azules pre-Mesozoicos ha continuado hasta la actualidad, pero, ¿por qué es tan importante que aparezcan ese tipo de rocas? Resulta que los esquistos azules se forman en unas condiciones de presión y temperatura muy particulares, que sólo se pueden dar en un determinado ambiente tectónico.

Geotermas, esquistos azules y tectónica de placas

Si pudiéramos medir la temperatura de las rocas a medida que profundizamos en una corteza terrestre estable, observaríamos cómo va aumentando. Si ponemos esos datos en el gráfico de las facies, tenemos la flecha naranja, que es lo que se llama la geoterma de la corteza continental estable.

La cuestión ahora es, ¿cómo conseguimos que la temperatura aumente menos de lo que debería con la profundidad para tener la geoterma azul de la figura? Pues está claro, de la misma manera que entibiamos nuestro café, introduciendo en el interior algo frío.

Distribución de la temperatura con la profundidad en una zona de subducción. Las estrellas azules marcan el lugar donde se pueden formar esquistos azules.

Es decir, los esquistos azules se forman cuando una placa fría y densa se introduce en el interior del planeta. Justo lo que ocurre en las zonas de subducción, uno de los ambientes tectónicos más representativos de la tectónica de placas, nuestro actual paradigma en geología. Así, la primera aparición de esquistos azules en la historia de la Tierra, nos podría indicar el comienzo de la tectónica de placas.

Pues bien, después de la publicación del libro de Miyashiro, se han ido encontrando indicios de esquistos azules cada vez más antiguos, adelantando la aparición de la tectónica de placas en cada descubrimiento. En el momento actual, los más antiguos datan del Neoproterozoico, es decir, hace unos 700-800 Ma.

Y sin embargo, hay geólogos que piensan que la subducción pudo haber comenzado mucho antes y que la falta de registro de esquistos azules se debe a otras causas; además de las ya citadas (reequilibrio mineral y erosión) se podría sumar la de que la temperatura del interior de la Tierra en esa época era mucho mayor que la actual.

El fin de una idea

Pues en un estudio publicado en la revista Nature Geoscience hace unos años, dos geólogos del Instituto de Geociencias de la Universidad Johannes-Gutenberg de Mainz (Alemania) han descubierto que la formación de esquistos azules está relacionada con cambios en la composición química de la corteza oceánica y que, por lo tanto, no proporcionan ninguna prueba sobre el comienzo de la tectónica de placas.

Resulta que la corteza oceánica Precámbrica era rica en magnesia (óxido de magnesio) y, utilizando modelos termodinámicos calculados con ordenador, estos autores han sido capaces de mostrar que no es posible formar un esquisto azul a partir de una corteza oceánica rica en magnesio, ni siquiera en las condiciones de alta presión y baja temperatura que hay en las zonas de subducción. Además, la roca que se obtiene en esas condiciones es capaz de contener mucha más agua, lo que posiblemente afectó a la generación de magmas en el pasado.

Por suerte, Feyerabend no estaba en lo cierto y la ciencia poco tiene que ver con la religión. Así, por muy admirables que sean los libros escritos por grandes científicos, llega un momento en el que debemos abandonar ciertas ideas desfasadas, por otras más acordes con los descubrimientos que se van realizando.

Imagen de portada de 0fjd125gk87 en Pixabay

Qué regalar a un geólogo y a una geóloga (edición 2021)

Después de un pandémico parón, vuelve vuestra entrada preferida del año con algunas ideas para apañaros las Navidades.

Empezamos con algunos accesorios para ir a la última moda en clase o en congresos, pero, ojo, no en el campo; al campo se va con un EPI adecuado para evitar accidentes. Seguridad, ante todo.

1. En esta web (Groove Bags) tenéis zapatos, calcetines y bolsos con diseños variados, algunos de los cuales son geológicos.

También tienen alfombras, bolsas de tela, cojines y hasta cubre asientos para coches (¿os imagináis todos los asientos del bus de la facultad con esas fundas?)

2. Un libro de geología. Salvo maravillosas excepciones, ya sabemos que los libros de divulgación en geología son escasos. Este año os recomiendo este de Helen Gordon titulado Notes from deep time. Cualquier cosa que incluya «tiempo profundo» en su título es digna de mención.

3. Ahora que ya se puede salir de fiesta, no pierdas la oportunidad de geomaquillarte. Si os gustan los micaesquistos no por sus condiciones PT, sino por el brilli-brilli, este es vuestro regalo. Seguro que en Insta quedáis estupendas. Me dan ganas de maquillarme hasta a mí (destripe: aquí tenéis la prueba).

4. Si queréis traumatizar a algún infante que tengáis alrededor, solo tenéis que regalarle este libro de Matthew Fox sobre geocronología titulado Jane’s geological adventure.

Jane’s Geological Adventure lo ha escrito Matthew Fox y tiene ilustraciones de Martin Fox. Foto: Alka Tripathy-Lang (autora de la entrada que os enlazo arriba)

No, ahora hablando en serio, si el libro es capaz de contar todo lo que aparece en la entrada de este blog, lo podría utilizar hasta en mis clases.

5. Las llaves del pasado de nuestro planeta necesitan un llavero ad hoc, como los que podéis encontrar en la tienda Taylor Custom. También tienen colgantes.
Los envíos internacionales los hacen a través de Etsy.

Uno de los llaveros de la web de Taylor Custom.

Hay que tener cuidado, porque algunos podrían ser considerados como chuletas en un examen.

6. Si siempre habéis querido dibujar bien, aquí tenéis un par de libros que os pueden ayudar:
Geological Field Sketches and Illustrations.
Drawing geological structures.

Pero no os hagáis ilusiones, al final estos libros son un poco como este meme (pero con piedras en lugar de caballos):

7. Hablando de dibujar bien, podéis apoyar el arte de nuestra divulgadora favorita Nia Schamuells comprando alguno de los artículos que tiene en su tienda.
Yo tengo la libreta y una postal que me regaló y cualquier día de estos me pillo el cómic.

8. Pero Nia no es la única geóloga artista. Brandi Bundy también tiene cosas chulas en su tienda de Etsy. Sobre todo pegatinas para decorar vuestros portátiles (o lo que se os ocurra) y alguna camiseta.

¿Molan o qué estos diseños? Yo ya no es que los quiera, es que los necesito.

9. Seguimos para Bingo en geoartistas, visitando la tienda de Rubén Aguayo en Nabla, donde encontraréis también camisetas de otra conocida de las tertulias geológicas de Geocastaway, como es Sara.

Aunque ya sabéis que Rubén tiene muchos más diseños en La Tostadora (yo tengo varias y algún día me entrarán).

10. Si conocéis algún manitas, le podéis pasar las instrucciones para que se hagan un sensor para calidad de agua y transporte de sedimentos. Aunque se puede hacer con una placa de Arduino con un sensor acoplado, en una segunda versión, los autores proponen un circuito impreso que minimiza los errores. A poco que sepáis de electrónica os podéis hacer con un aparatito que en vez de costaros los 1000$ de los comerciales, os saldrá por 50$ (dólar arriba, dólar abajo).

11. Si te han comprado una brújula nueva y quieres poder usarla hasta en el sofá, te recomiendo este. También lo tienen en sillón, pero eso sí, despídete de lujos, porque tiene pinta de carillo (para que os hagáis una idea, no viene el precio en ninguna de las webs que lo he buscado…).

Y tampoco tiene buena pinta para tumbarse a pasar una resaca.

12. Hablando de brújulas, si estáis hartos de vuestras Brunton, Silva, o la correspondiente copia china, aquí os dejo unas marcas y modelos alternativos (aunque algo caros, pero oye, pagan los Reyes Magos o Santa Claus).

Esta marca (Breithaupt) es posible que no la conozcáis, pero tiene brújulas muy interesantes. La Cocla es ya para profesionales (unos 1400€), pero la Gekom Pro es una brújula tipo Freiberger relativamente asequible (a ver, estamos hablando de menos de 600€, la fama cuesta).

La nueva Brunton Transit Axis es tan versátil que te permite medir estructuras con orientaciones imposibles. Eso sí, con esta sí que hay que practicar a conciencia y saber exactamente lo que quieres medir. Aquí tenéis un vídeo de presentación. La brújula geológica diseñada por geólogos (y maestros de yoga).

13. Más libros, pero estos para estudiar. ¿Sabíais que han salido segundas ediciones de dos libros clasiquísimos?
Uno es el Rollinson y el otro el Yardley, aunque ahora son Rollinson y Pease y Yardley y Warren.

Os recomiendo especialmente los agradecimientos del nuevo Yardley. Para alguien que usó la primera edición para completar sus apuntes de tercero de carrera, es todo un puntazo aparecer en la segunda edición (gracias Clare 🤗 ).

14. Si sois de los que no son persona hasta que se toman el primer café, nada mejor que un poco de magma fundido. Ahora con el Brexit, seguro que es complicado, pero en esta web dicen que lo envían a cualquier parte del mundo. Si encontráis algo mejor, me lo dejáis en los comentarios.

15. Si os pirra el Mesozoico, tenéis que haceros con una botella de esta ginebra. El culo de la botella es un ammonites. Recordad admirarlo con la botella cerrada.

No olvidéis visitar las entradas de años anteriores (aunque no garantizo que los enlaces sigan funcionando):

Edición 2017

Edición 2016

Edición 2014

Primera edición (2013)

Estudio de movimientos oculares de geólogos en el campo

Hace unos años vi por la tele un reportaje sobre un estudio que estaban haciendo unos psicólogos sobre la percepción que tiene la gente de ciertas escenas cotidianas. No recuerdo qué programa era, pero me acuerdo que estudiaban los movimientos de los ojos por medio de un sistema de cámaras y un programa informático que registraba esos movimientos. De esta manera, los que hacían el estudio podían saber hacia dónde miraban los sujetos en cada situación planteada y eso les daba información sobre los detalles que condicionan nuestra percepción de las cosas. Seguir leyendo Estudio de movimientos oculares de geólogos en el campo

Griego para petrólogos (politomo)

En la anterior entrada de esta serie me dejé este mineral. Os lo pongo porque su etimología tiene guasa (muchísima).

Piroxeno: De pyros, fuego y xeno, extraño, ajeno. Es decir, un mineral que se supone que es raro en rocas ígneas. El que le puso el nombre a este mineral sabía un montón de griego, pero de rocas ígneas no tenía mucha idea, la verdad.

Pliegue tigmático: Pliegue viene del latín plicare, que significa plegar, y tigmático viene del griego ptyssô, que significa plegar. Lo que viene siendo un pliegue arreplegao. No es que esté plegado dos veces, es que está muy plegado. Son típicos de migmatitas.
A las migmatitas que tienen estos pliegues se las podría llamar migmatigmáticas, y a los cálculos que habría que hacer para caracterizar dichos pliegues, matigmáticas.
Por increíble que parezca, tríptico significa «que se puede doblar en tres».

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Ptygma ptigmático en migmatita pirenaica.

Poikiloblasto: Ya vimos en la primera entrada de esta serie que blasto era un término ambiguo, anfibológico. Pero en este caso, como es un sufijo, significa «que ha crecido durante el metamorfismo». Poikilo significa varias cosas, entre ellas variado. Un poikiloblasto es un cristal que tiene variadas inclusiones.

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Poikiloblasto de granate. Hay casi más inclusiones que granate. El mineral verdoso de la parte derecha es hornblenda y también es poikilítica. Campo de visión, unos 2 mm.

Polimorfo: De poli, mucho y morphê, forma. Que tiene muchas formas. Se dice de las diferentes estructuras en las que se puede acomodar un determinado mineral. Famosos metapolimorfos son: andalucita-sillimanita-distena, grafito-diamante, cuarzo-coesita-tridimita-cristobalita-stishovita, calcita-aragonito.

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Polimorfos de los aluminosilicatos. No sé de dónde ha salido esta imagen (de Twitter, creo).

Porfiroblasto/Porfiroclasto: Derivada de porphyros, que significa púrpura. Un famoso pórfido utilizado como roca ornamental desde los egipcios era de este color. Blasto como sufijo, ya sabéis, que crece durante el metamorfismo, y clasto, roto. Para saber la diferencia entre ambos conceptos os escribí una entrada tiempo ha.

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Porfiroblasto o porfiroclasto, esa es la cuestión.

Propilita: Esta no la iba a poner, porque a mí las rocas metasomáticas me dan un poco de repelús, pero es que la etimología es muy curiosa. Resulta que en griego, propylitês significa «alguien cerca de una puerta». Y, ¿qué tienen que ver las puertas con las propilitas? Pues que las primeras propilitas que se definieron aparecían a las puertas del terciario.
Este peculiar nombre se lo puso el naturalista alemán Ferdinand Freiherr von Richtofen en el año 1868, tras estudiar durante seis años las rocas volcánicas básicas de California y Nevada. También puso nombre a las riolitas y a la Ruta de la Seda (no, no fue Marco Polo).

Protolito: De prôtos, primero y lithos, piedra. La roca primera, la madre de todas las rocas, de la que procede una roca metamófica, que ya sabéis que puede ser sedimentaria, ígnea o metamórfica. Otras palabras «normales» con proto son: protocolo (el primer pegamento) y protogonisto (el primer luchador).

Pseudomorfo: Es falso que pseudês es cierto, es falso. Si no os ha estallado todavía el cerebro, morphê es forma. O sea, que la forma que tiene un mineral es falsa, seguramente porque ha reemplazado a otro y ha ocupado su hueco.
La naturaleza dinámica del metamorfismo tiene como consecuencia que los minerales sean sustituidos por otros a medida que cambian las condiciones de presión y temperatura, así que los pseudomorfos son muy comunes en el metamorfismo.

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Aquí tenéis distena en el cuerpo de andalucita. La escala es una moneda de 100 duros (diámetro= 28 mm).

Pseudotaquilita: Insisto, es falso que pseudês es cierto, es falso. Tachys es rápido, salvo en Madrid, que seguro que te pilla un atasco; usa mejor el Metro. Y a estas alturas, ya deberías saber que lithos es piedra. O sea, que sería ¿una falsa piedra que se ha formado rápido? Podría ser, ya que se trata de un vidrio resultado de la fusión producida por la energía liberada durante un terremoto.

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¿Veis esa venilla negra que está en medio de esa otra vena leucocrática que corta al Ollo de Sapo? Pues si no es una pseudotaquilita, se le parece bastante.

Samita: Psammos significa arena, así que una samita es una roca detrítica con ese tamaño de grano. Ya vimos con pelita que nos gusta usar palabras derivadas del griego para referirnos al tamaño de grano de los protolitos. Jo, psefita, solo nos faltas tú.

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Ahí donde la veis, esa psammita se formó hace 1750 millones de años.

Sericita: De syrikon, seda. Mica blanca muy suave de lo fina que es. Suele estar asociada a la diaftoresis (ver la protoparte de esta serie) de minerales ricos en aluminio, tipo estaurolita, andalucita, distena, incluso plagioclasa o cordierita.

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Este porfiroblasto parece andalucita, pero luego cruzas nícoles y lo que se ve son un montón de diminutos cristales de sericita. Según Yardley et al. (1991), esta textura recibe el nombre de «shimmer aggregate», que yo traduje en mi tesis por «agregados brillantes».

Simplectita: De symplekô, entrelazado. Es una textura caracterizada por el intercrecimiento de dos o más minerales diferentes, uno de los cuales suele tener un hábito vermiforme (con forma de gusano). Es otra reacción diaftorésica.

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Simplectitas de clinopiroxeno y plagioclasa originadas por la desestabilización del granate durante la despresurización de la roca.

Tectónica: De técton (una perturbación en la fuerzan), que significa albañil, obrero que construye… Vale, ahora ya no podré mirar a ningún tectónico sin imaginármelo vestido con un mono azul echando paladas de arena (samitas) en una mezcladora de cemento. Bien.

Tektita: De tektôs, fundido. Son gotitas de fundido que se encuentran en los eyecta que rodean a los cráteres de impacto. Se podría decir que extinguen más dos tektitas que dos carrektitas.

Xenoblástico: Xeno, ajeno, extraño, y blastos que, al ser sufijo, significa que crece durante el metamorfismo. Sería un cristal que crece durante el metamorfismo, pero cuyas caras le son ajenas. Es sinónimo de alotrioblástico (si no tuviera nada que ver, sería xenónimo; por ejemplo, xenoblástico es xenónimo de patata).

Termino ya por fin esta serie metaetimológica con un chiste que me contaron hace muchísimo tiempo, y por el que se podría decir que le pillé gusto al griego (gusto platónico, se entiende):
+Una chica llama a su amiga un viernes por la tarde para salir de marcha.
-La otra le responde: Creo que me voy a quedar en casa, es que estoy con amígdalas.
+La primera le replica: ¡Jo, tía! Tú siempre saliendo con griegos.

Tranquilidad, después de esto, ya nada puede ir a peor. En cualquier caso, ahora estais preparados (o preparadas) para salir con griegas (o griegos), aunque vuestra conversación estará limitada a la evolución metamórfica de los cinturones orogénicos.

Para qué más.

Vuelve a la Primera entrada de esta serie.
Quiero volver a leer la segunda entrada.
La opción C (la ter-C-ra) es siempre la correcta (C-rtera).

Los sapos no tienen ojos azules

Aunque las fakes news y los bulos se han generalizado en los últimos tiempos, existen desde siempre y en todos los ámbitos.

Sí, en petrología metamórfica también tenemos los nuestros, y hoy os traigo uno muy curioso.

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Veréis, yo me crié en Galicia y en el instituto tuve una profesora de geología que era geóloga, así que yo había oído hablar del Ollo de Sapo desde antes incluso de saber que quería hacer geología (aunque no os lo creáis, yo iba para biólogo. Sí, todos tenemos un pasado del que avergonzarnos).

Mi profa nos contó que existían unos gneisses que se describieron por primera vez en Galicia y que se llamaban Ollo de Sapo debido a que tenían unos enormes cristales de feldespato potásico redondeados que recordaban a los saltones ojos de los sapos.

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Y así viví yo feliz, con mi anecdótico conocimiento, durante algunos años.

No sé exactamente en qué momento se torció todo. Primero fue algo aparentemente inocente y tan anecdótico como el propio nombre. Resulta que otra característica de los gneisses Ollo de Sapo es que tienen cuarzos azulados (se podría decir que los cuarzos tienen a zu lado las glándulas de feldespato). Se rumorea que este color es típico del cuarzo de origen volcánico; la explicación más popular dice que el cuarzo volcánico suele ser de alta temperatura, que a esas temperaturas el titanio entra como una impureza en los intersticios de la estructura del cuarzo, y ese titanio excita el centro del color azul del cuarzo. El hecho de ser volcánico también implica que el enfriamiento ha sido rápido, de tal manera que al titanio no le ha dado tiempo a exsolverse y formar rutilo (que sepáis que el cuarzo con inclusiones aciculares de rutilo se llama sagenítico y es muy apreciado por los coleccionistas).

Bueno, pues en un momento dado, tuvo lugar un fenómeno de sincretismo y la historia pasó a ser: El gneiss Ollo de Sapo se llama así porque tiene cuarzos azulados y los sapos resulta que tienen los ojos azules.

Os pido por favor que busquéis en Google Imágenes y me digáis si veis algún sapo que tenga los ojos azules.

Un día me harté y me fui a la biblioteca a investigar. Yo ya sabía que el primero que nombró al Ollo de Sapo en la literatura geológica fue Hernández Sampelayo en su monumental obra «Criaderos de hierro de España». Mi primera sorpresa fue que justo el volumen donde se suponía que hablaba del Ollo de Sapo no estaba. Se suponía que lo tenían, pero no estaba. Por suerte, existía otra copia en el depósito de la Real Sociedad Española de Historia Natural, así que me dejaron sacar ese volumen.

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En esta parte de la biblioteca habéis estado muy pocos, pero tiene verdaderos tesoros.

Aquí tenéis la primera página, con los datos de esa edición, título, autor, tomo, volumen, año de edición y editorial.

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Pues en la página 562 de este Tomo I de Hierros de Galicia, que constituye el Tomo IV de la obra «Criaderos de hierro de España» se encuentra la primera referencia que existe al gneiss Ollo de Sapo, que reza como sigue:

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Creo que está bastante claro.

¿De dónde puede venir la confusión?

Otra cita mítica del Ollo de Sapo es la de Parga Pondal et al. (1964), publicada en las Notas y Comunicaciones del Instituto Geológico y Minero de España, que lleva por título Introduction à la géologie de l’Ollo de Sapo’, formation porphyroide anté-silurienne du Nord-Ouest de l’Espagne, y que también tenemos en la biblioteca.

En este artículo dice lo siguiente:

Parga Pondal et al 1964

Aunque está en francés, se entiende perfectamente, y dice que el Ollo de Sapo se caracteriza por «ojos» de cuarzo azul y de feldespatos que a menudo son de gran tamaño.

Aquí Parga la lía un poco, pero no mucho, ya que solo hace alusión al gran tamaño de los cristales tanto de cuarzo azul como de feldespato. Teniendo en cuenta que todo lo que sabemos de la geología de Galicia se lo debemos a él y su influencia continúa hoy día gracias al Laboratorio Xeolóxico de Laxe que él fundó, creo que se lo podemos pasar.

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Busto de D. Isidro Parga Pondal que se encuentra en la entrada de la Facultade de Química de la Universidade de Santiago de Compostela.

Es más, pienso hacer de este busto que veis mi lugar de peregrinación particular y, cada vez que vaya a Santiago, me acercaré a hacerle una visita a D. Isidro y le contaré todas las cosas nuevas que sabemos sobre la geología de Galicia. Vosotros también deberíais visitarlo. Ya no quedan geólogos así.

Entonces, ¿quién decidió que era el color azul y no el gran tamaño de los cristales lo que hizo a estos gneisses merecedores del nombre Ollo de Sapo?

Pues ni idea, pero creo que ya es hora de desterrar este bulo.

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Salta a la vista de dónde le viene el nombre, ¿no crees?

Si queréis saber más sobre el Ollo de Sapo, le dediqué dos programas de Geocastaway. Aquí os dejo los enlaces:

Primer programa
Segundo programa

Qué regalar a un geólogo (edición 2017)

¡¡ATENCIÓN!!

NUEVA RECOMENDACIÓN AL FINAL DE LA ENTRADA


Se acerca de nuevo la por igual amada/odiada Navidad, y paso a recomendaros algunos regalos para geólogos y geólogas, porque a todos nos ha ocurrido esto cuando hemos ido de compras
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1- Un puzzle: Aunque todo el mundo sabe que el mejor rompecabezas es una piedra,
IMG_0154menos violentos y más entretenidos resultan estos otros puzzles (vistos en Twitter gracias a Molinos).

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Hablando de puzzles, el BRGM (el IGME francés) tiene un puzzle de 2000 piezas del mapa geológico de Francia que podéis encontrar aquí. Es una nueva edición, el que yo tengo es de 3000 piezas. Y si os dais una vuelta por el catálogo podréis encontrar cosas muy chulas, eso sí, en francés.

Y si os gustan los mapas y tenéis un iPhone, podéis comprar esta carcasa con el mapa de Pangea.

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2- Zapatos: Hace poco vi esto en un Instagram Stories, pero que me aspen si recuerdo de quién. Me apunté la página porque me parecen unos diseños impresionantes. El verano que viene lo vais a petar, pero cuidado con llevarlo a un examen, que se podría confundir con una chuleta.

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3- Libro: Me soplaron hace poco por Twitter la existencia de un libro sobre los dinosaurios en la historia del cine. Ya sabéis que no soy yo muy de paleo, pero me encantan las películas de serie B y este libro promete incluir muchas. Se convertirá en un must para muchos. El libro se llama Cinezoico, el autor es Octavio López Sanjuán, y lo publica la Editorial Rosetta.

Lo podéis comprar en este enlace.

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4- Calendario: Uno de los acontecimientos más increíbles que han tenido lugar en Twitter este año ha sido la #MinCup, llevada a cabo por Eddie Dempsey. Pues aprovechando el éxito de la iniciativa, Hazel Gibson y él han sacado un calendario, que podéis adquirir aquí. Para los que no vivimos en el Reino Unido, tenemos que ponernos en contacto con Hazel por DM a través de su cuenta de Twitter para saber el coste de los gastos de envío. Si os gusta, daos prisa porque solamente han sacado 250 unidades.

5- Pegatinas: Una aplicación geológica, ROCKD, una asociación geocronológica, Earthtime, y un repositorio de pre-prints, EarthArXiv, tienen unas pegatinas muy chulas que puedes conseguir si te vas a un congreso internacional en el que tengan un stand. Seguro que en la próxima Conferencia Goldschmidt están, posiblemente también en la EGU, o en la AGU. Las pones en el portátil, en el coche, en la puerta del despacho. Donde quieras.

6- Ovillos: Si os van las manualidades, los nombres de estos hilos os van a encantar. Los tenéis también en XL.

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Hablando de manualidades, el año pasado prometí hacer publicidad de esta tienda Luzonite Studio. Geológico solo tiene este ammonites, pero el resto también merece la pena. Yo tengo un Shin Chan y un colgante que le regalé a mi hija.

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Hablando de la tienda ETSY, si en la entrada del año pasado os ponía el enlace a unos increíbles cojines de piedra, este año me han pasado esta otra tienda con alfombras, cojines y mantas de piedra.

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Seguimos en ETSY, que es una verdadera mina. Aquí podéis encontrar sobre todo colgantes muy originales de temática geológica, pero también algún anillo y pendientes.

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7- Arte microscópico: Os pasáis por esta web, pincháis en Shop y a flipar. Hay de todo, toallas de playa, pósters, bolsas, bolsos, carcasas para móviles, ropa, libretas, tazas, colchonetas de yoga. Todo con fotos de láminas delgadas al microscopio. Eso sí, están sacadas con la lámina de cuarzo, así que tienen los colores de interferencia subidos. Al principio resulta muy chocante, pero le acabas pillando el gusto.

La foto que os pongo es mía y son mucho mejores las de Bernardo Cesare (que es el petrólogo que está detrás de todo esto), pero os sirve para haceros una idea.

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Hablando de microscopios, es verdad que en esta tienda, la mayoría de los productos están relacionados con biología, pero este microscopio a mí me encanta, aunque no creo que tenga polarizador.

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8- Tatuaje: Si por tus venas corren litros de alcohol y silicatos en vez de sangre, considera hacerte un tatuaje geológico. En esta entrada del blog de Nhia Schamuells encontrarás algunas ideas.

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Bueno, yo creo que ya os he arreglado la Navidad por este año.

De nada.

Si os ha caído algo de estas sugerencias, send photos, please.

El año que viene, más.


¡¡ACTUALIZACIÓN DE ÚLTIMA HORA!!

Siempre me pasa que después de publicar esta entrada aparecen regalos nuevos estupendos. Normalmente me los apunto para la entrada del año que viene, pero esta vez tengo que hacer una excepción.

Ya el año pasado os recomendé las camisetas de Estwing Wegener (aquí). Pues es que acaba de sacar un diseño nuevo que me ha parecido maravilloso y merece la pena que os lo pidáis para Reyes (para Papá Noel ya vais un poco pillados).

El diseño es este

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y lo podéis comprar en este enlace. Y ya, de paso, os dais una vuelta por sus otros diseños.

Oportunidad de beca predoctoral

A mediados de agosto de este año (2017), recibí un correo de un colega de la Università degli Studi della Basilicata, informándome sobre una convocatoria de becas predoctorales dentro del programa «Applied Biology and Environmental Safeguard».

Una de estas becas fue asignada al currículum «Geo-Systems,Geo-Resources and Environmental Safeguard», con la particularidad de que está reservada a estudiantes extranjeros. La beca en cuestión es de 13,638.47 € mensuales, menos los impuestos correspondientes. Otras condiciones incluyen la estancia en un centro extranjero (asumo que la UCM) entre 6 y 18 meses.

El estudio propuesto lleva por título: «The natural mineral waters of the Monte Vulture aquifer: multi-isotopic approach aimed at improving water management and environmental sustainability».

En mi pasada visita a Potenza (que es donde está la Universidad de la Basilicata) tuve la oportunidad de visitar el Monte Vulture y una de sus fuentes. Tenéis un resumen de lo que hicimos en este hilo de Twitter.

Como os podéis imaginar, este estudio requiere mucha geoquímica y también algo de petrología ígnea, ya que los acuíferos que se encuentran en ese zona están fuertemente condicionados por su geología, que consiste principalmente en rocas volcánicas alcalinas y ultra-alcalinas.

Me cuenta también mi colega que podría ser una buena oportunidad para comenzar una colaboración ya que, a través del posible candidato, podríamos llevar a cabo otras tareas, como el análisis de gases nobles en inclusiones fluidas de rocas máficas y ultramáficas (concretamente de Cabo Ortegal y el Macizo del Pollino, en el sur de Italia), o la interacción fluido-roca en las unidades ofiolíticas de Galicia.

El plazo para las solicitudes es el 5 de septiembre a las 13:00.

Si te interesa, o conoces a alguien que pudiera estar interesado, por favor, ponte en contacto conmigo por correo electrónico (castigar@ucm.es), por Twitter (@PetroMet) o comentando esta entrada.

En este enlace, podéis encontrar la convocatoria de la beca y otros documentos.

Qué regalar a un geólogo (edición 2016)

El año pasado te regalaron un dron. Tú al principio no caíste en la cuenta, pero era una indirecta y ahora estás más solo que el último de los trilobites.

Pero no te preocupes, aunque ya se te haya pasado la fiebre dronera y te apetezca quedarte más en casa, siempre puedes recurrir a un clásico: chocolate, mantita y libro, peli o música. Tengo para todos.

1. Dulces varios. Puedes empezar con estos chupachups planetarios, mientras decides qué va a ser al final, si libro o qué. Seguro que encuentras inspiración.

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Mientras te acomodas en el sofá, pones cerca una o más cajas de estos increíbles bombones y piensas: «Joder, qué bien estoy ahora».

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2. «El nido». Para apoltronarte bien, nada mejor que una piedra. Te pillas uno o varios de estos estupendos cojines para repantingarte a gusto.

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No te olvides de tu peluche preferido, siempre es bueno tener a alguien cerca.

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Y naturalmente, necesitarás una mantita. Pues que sea alguna de estas.

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3. Entretenimiento. Si te decides por un libro, puedes leerte este, o este otro. En ambos hay geología o geólogos involucrados. Si eres más de Sci-Fi, tienes este de aquí, que está muy bien.

Puedes acompañar la lectura, con un poco de música (si eres de esos que pueden leer y escuchar a la vez). Nada mejor que el recién estrenado disco Tierra: Poemas y música de las esferas que puedes adquirir aquí. En este otro enlace, tienes más detalles del proyecto. Y aquí un maravilloso texto inspirado en la música.

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Si prefieres una peli, en este artículo hacen un exhaustivo repaso a los geólogos en el cine. Tienes la lista completa en el anexo. Viene incluso esta peli rusa de la que ya os hablé hace tiempo.

En esta otra entrada tienes más pelis geológicas. Y si eres más de series, debes buscar aquí. Yo personalmente os recomiendo Star Trek. Todas, la original, The Next Generation, Deep Space Nine, Voyager y Enterprise (por este orden). Y así descubrirás una posible razón por la que a Sheldon Cooper no le gusta la geología: su archienemigo Wil Wheaton, que le dejó tirado en una convención, en un momento de TNG, se especializa en geología. Es una hipótesis.

4. Drinkin’. Algo tendrás que beber, ¿no? Para no echar a perder tu mesa, puedes usar estos posavasos. Y de paso descubrir que las areniscas valen para algo, jejeje.

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5. Sal. Pero no de «halita», sino de «sal por ahí». No es bueno que te quedes todo el rato apoltronado en casa. Así que date una ducha detrás de alguna de estas sorprendentes cortinas. Tienes un montón donde elegir.

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Luego toca vestirse y maquearse.

Hace unos meses encontré este vestido en Twitter

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e incluso localicé dónde se vendía (aquí). Pero ya ves que no está. Una pena.

Bueno, siempre puedes ponerte unos vaqueros y una camiseta. Hace poco encontré esta tienda, también por Twitter. En esta otra tienen camisetas con láminas delgadas (y otros motivos). Y, por supuesto, no pueden faltar las camisetas de Geocastaway. La última que han sacado está muy bien.

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Si llevas pendientes, puedes llevar estos fósiles.

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O visitar esta otra tienda para más accesorios (gemelos, colgantes, espejos de bolsillo y más pendientes).

6. Mascotas. De toda la vida, un buen truco para ligotear es irse con un perro al parque. Pero si tienes jardín y no quieres que el ácido úrico y el amoniaco destrocen tu césped, existe esto. No he querido ni averiguar cómo funciona, ya os encargáis vosotros de leer las instrucciones.

7. Planificación. Antes de salir, conviene planificar qué vas a hacer. Agarras tu portátil y buscas algún plan interesante. En esta tienda tienes una carcasas maravillosas para tu ordenador. Las puedes encontrar también en Amazon.co.uk.

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Y si lo que necesitas es un mapa, no dejes de visitar este sitio.

Bueno, espero que os haya servido. Ya sabéis que si cambiáis todas las oes por aes también vale.

Tenéis las entradas de años anteriores aquí.

Historia de una probeta: Día 4

Me parece increíble que nadie me haya respondido.

Historia de una probeta: Día 3

Mucho cachondeo con este tuit xDD

Historia de una probeta: Día 2

(¿Me he saltado el 23?)

Historia de una probeta: día 1

Estos días estoy tuiteando el proceso que hay que seguir desde que tenemos los circones separados hasta los montamos en una probeta y los caracterizamos (les sacamos fotos de cátodoluminiscencia para ver su textura) antes de llevarlos a analizar a algún laboratorio. Podéis seguir la etiqueta #Zrmount, pero como algunos van desordenados, los voy a poner aquí por orden. Será una entrada de tuits con imágenes.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=1WrDXypHGvY]