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Entradas en prácticas de petrología metamórfica

Atrapar el arco iris

La luz interacciona con los minerales de muy diversas formas. Son muy conocidos los fenómenos de la doble refracción del espato de Islandia, el índice de refracción, que se ha utilizado en las novelas policíacas para esconder diamantes tallados, o la iridiscencia del ópalo.

Pero no quisiera dejar pasar este Año Internacional de la Luz (como podéis comprobar, esta entrada es de 2015) sin mostraros cómo usamos los geólogos la luz para el estudio de las rocas al microscopio.

El microscopio petrográfico

Todos tenemos en mente el típico microscopio al que se asoma un biólogo para observar las intimidades de células, tejidos o neuronas (como nuestro Nobel Santiago Ramón y Cajal); se compone básicamente de un ocular (por donde se mira), un objetivo (pegado a la muestra), una platina donde va colocada la lámina delgada y una fuente de luz.

Santiago Ramón y Cajal y su microscopio.

Sin embargo, los geólogos le añadimos algunas cosillas a nuestros microscopios para poder estudiar la interacción de la luz con secciones delgadas de los minerales. Uno de estos artilugios es el polarizador, y un microscopio petrográfico debe llevar dos, uno fijo, situado justo encima de la fuente de luz, y otro de quita y pon, localizado debajo del ocular, y que recibe el nombre de analizador.

Luz polarizada

Aunque la naturaleza de la luz es ciertamente compleja, nosotros vamos a centrarnos en su comportamiento ondulatorio. La luz ordinaria que emite nuestro Sol o cualquier bombilla incandescente vibra en todas direcciones con un ángulo perpendicular a la dirección de propagación.

Luz ordinaria (izquierda) y polarizada (derecha).

Sin embargo, a nosotros nos interesa que la luz vibre únicamente en una dirección, la llamada luz polarizada plana, y para conseguirla tenemos dos métodos. El primero, denominado prisma de Nicol, fue diseñado por el geólogo escocés William Nicol en 1828, aprovechando las propiedades ópticas del espato de Islandia, la doble refracción y su índice de refracción. Resulta que la luz, al atravesar el espato de Islandia se divide en dos rayos que vibran en ángulo recto uno del otro y tienen diferente velocidad.

Cómo cortar un romboedro de espato de Islandia para construir un prisma de Nicol (izquierda) y cómo funciona (derecha): de los dos rayos que se forman al atravesarlo, el de la línea punteada se refracta y sólo consigue pasar el otro.

Cortando un cristal de espato de Islandia a un determinado ángulo y pegándolo de nuevo con un pegamento especial (bálsamo de Canadá, muy utilizado en microscopía), podemos conseguir deshacernos de uno de esos rayos por refracción y quedarnos únicamente con un rayo de luz polarizada.

Gracias a William Nicol comenzó el estudio de las rocas bajo el microscopio, disciplina conocida como petrografía. Como todas las novedades, al principio, fue despreciado porque sus colegas decían que era absurdo estudiar las montañas al microscopio, pero esa percepción cambió rápidamente.

En España, el microscopio petrográfico fue introducido por el geólogo autodidacta José Macpherson a mediados del siglo XIX.

Más adelante, se desarrollaron otros primas polarizadores aunque en la actualidad se utilizan materiales que presentan una absorción selectiva (segundo método), es decir, que dejan pasar la luz en un plano, bloqueando el resto. En cualquier caso, aunque ya no se utilicen prismas de Nicol, a los polarizadores actuales se les sigue llamando «nícoles» en su honor.

Os recomiendo este vídeo de la sección de Antonio Martínez Ron en Órbita Laika, donde explica fenomenalmente la polarización.

Rocas al microscopio

Pero dejémonos de teoría, vamos a ver algunos ejemplos de rocas bajo el microscopio.

Empecemos por un mineral isótropo, es decir, un mineral cuya estructura cristalina es igual en los tres ejes del espacio, por ejemplo el granate. Poniendo los nícoles paralelos (es decir, poniendo los polarizadores inferior y superior con la misma orientación) se ven perfectamente las características ópticas del granate.

Los minerales de tono crema que aparecen en la imagen son granate. El campo de visión es de unos 5mm. Nícoles paralelos.

Pero lo interesante ocurre cuando cruzamos nícoles.

La misma imagen que la anterior, pero con nícoles cruzados. El granate se ve negro.

¿Por qué se ve negro el granate? Al cruzar nícoles, lo que estamos haciendo es poner los polarizadores a noventa grados. Si el mineral es isótropo (y el granate, al cristalizar en el sistema cúbico, lo es), la orientación de la luz polarizada no cambiará, por lo que la luz no podrá atravesar el analizador. Como resultado, el granate se verá negro.

El resto de los minerales que acompañan al granate (que en este caso son principalmente cuarzo y biotita) son anisótropos, sus tres ejes cristalográficos tienen direcciones diferentes. Al pasar la luz a través de ellos, esta anisotropía consigue que la luz polarizada se desvíe, de tal manera que al llegar al analizador, consigue atravesarlo.

Como cada mineral tiene una estructura diferente, desvía la luz de manera diferente y por eso nosotros conseguimos identificarlos al microscopio.

Así que ya sabéis, para atrapar el arco iris, sólo tenéis que ponerlo entre los polarizadores perpendiculares.

¿Dónde encontrar más imágenes de rocas al microscopio?

Hay muchos manuales de petrografía disponibles en internet (yo tengo el mío también), pero yo os recomiendo que sigáis la etiqueta #ThinSectionThursday en Twitter. Se trata de una curiosa iniciativa por la que, todos los jueves, geólogos tuiteros ponen fotos de rocas al microscopio. Algunas son realmente espectaculares.

Y si queréis ver láminas delgadas interpretadas de una manera diferente, deberíais leer estas entradas de mi [otro (este)] blog.

Espero que lo disfrutéis.

Imagen de portada de mayahawk en Pixabay

Griego para petrólogos (politomo)

En la anterior entrada de esta serie me dejé este mineral. Os lo pongo porque su etimología tiene guasa (muchísima).

Piroxeno: De pyros, fuego y xeno, extraño, ajeno. Es decir, un mineral que se supone que es raro en rocas ígneas. El que le puso el nombre a este mineral sabía un montón de griego, pero de rocas ígneas no tenía mucha idea, la verdad.

Pliegue tigmático: Pliegue viene del latín plicare, que significa plegar, y tigmático viene del griego ptyssô, que significa plegar. Lo que viene siendo un pliegue arreplegao. No es que esté plegado dos veces, es que está muy plegado. Son típicos de migmatitas.
A las migmatitas que tienen estos pliegues se las podría llamar migmatigmáticas, y a los cálculos que habría que hacer para caracterizar dichos pliegues, matigmáticas.
Por increíble que parezca, tríptico significa «que se puede doblar en tres».

ptigmático
Ptygma ptigmático en migmatita pirenaica.

Poikiloblasto: Ya vimos en la primera entrada de esta serie que blasto era un término ambiguo, anfibológico. Pero en este caso, como es un sufijo, significa «que ha crecido durante el metamorfismo». Poikilo significa varias cosas, entre ellas variado. Un poikiloblasto es un cristal que tiene variadas inclusiones.

poikilo
Poikiloblasto de granate. Hay casi más inclusiones que granate. El mineral verdoso de la parte derecha es hornblenda y también es poikilítica. Campo de visión, unos 2 mm.

Polimorfo: De poli, mucho y morphê, forma. Que tiene muchas formas. Se dice de las diferentes estructuras en las que se puede acomodar un determinado mineral. Famosos metapolimorfos son: andalucita-sillimanita-distena, grafito-diamante, cuarzo-coesita-tridimita-cristobalita-stishovita, calcita-aragonito.

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Polimorfos de los aluminosilicatos. No sé de dónde ha salido esta imagen (de Twitter, creo).

Porfiroblasto/Porfiroclasto: Derivada de porphyros, que significa púrpura. Un famoso pórfido utilizado como roca ornamental desde los egipcios era de este color. Blasto como sufijo, ya sabéis, que crece durante el metamorfismo, y clasto, roto. Para saber la diferencia entre ambos conceptos os escribí una entrada tiempo ha.

Control
Porfiroblasto o porfiroclasto, esa es la cuestión.

Propilita: Esta no la iba a poner, porque a mí las rocas metasomáticas me dan un poco de repelús, pero es que la etimología es muy curiosa. Resulta que en griego, propylitês significa «alguien cerca de una puerta». Y, ¿qué tienen que ver las puertas con las propilitas? Pues que las primeras propilitas que se definieron aparecían a las puertas del terciario.
Este peculiar nombre se lo puso el naturalista alemán Ferdinand Freiherr von Richtofen en el año 1868, tras estudiar durante seis años las rocas volcánicas básicas de California y Nevada. También puso nombre a las riolitas y a la Ruta de la Seda (no, no fue Marco Polo).

Protolito: De prôtos, primero y lithos, piedra. La roca primera, la madre de todas las rocas, de la que procede una roca metamófica, que ya sabéis que puede ser sedimentaria, ígnea o metamórfica. Otras palabras «normales» con proto son: protocolo (el primer pegamento) y protogonisto (el primer luchador).

Pseudomorfo: Es falso que pseudês es cierto, es falso. Si no os ha estallado todavía el cerebro, morphê es forma. O sea, que la forma que tiene un mineral es falsa, seguramente porque ha reemplazado a otro y ha ocupado su hueco.
La naturaleza dinámica del metamorfismo tiene como consecuencia que los minerales sean sustituidos por otros a medida que cambian las condiciones de presión y temperatura, así que los pseudomorfos son muy comunes en el metamorfismo.

and-ky
Aquí tenéis distena en el cuerpo de andalucita. La escala es una moneda de 100 duros (diámetro= 28 mm).

Pseudotaquilita: Insisto, es falso que pseudês es cierto, es falso. Tachys es rápido, salvo en Madrid, que seguro que te pilla un atasco; usa mejor el Metro. Y a estas alturas, ya deberías saber que lithos es piedra. O sea, que sería ¿una falsa piedra que se ha formado rápido? Podría ser, ya que se trata de un vidrio resultado de la fusión producida por la energía liberada durante un terremoto.

Pseudotaq
¿Veis esa venilla negra que está en medio de esa otra vena leucocrática que corta al Ollo de Sapo? Pues si no es una pseudotaquilita, se le parece bastante.

Samita: Psammos significa arena, así que una samita es una roca detrítica con ese tamaño de grano. Ya vimos con pelita que nos gusta usar palabras derivadas del griego para referirnos al tamaño de grano de los protolitos. Jo, psefita, solo nos faltas tú.

Ripple 2
Ahí donde la veis, esa psammita se formó hace 1750 millones de años.

Sericita: De syrikon, seda. Mica blanca muy suave de lo fina que es. Suele estar asociada a la diaftoresis (ver la protoparte de esta serie) de minerales ricos en aluminio, tipo estaurolita, andalucita, distena, incluso plagioclasa o cordierita.

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Este porfiroblasto parece andalucita, pero luego cruzas nícoles y lo que se ve son un montón de diminutos cristales de sericita. Según Yardley et al. (1991), esta textura recibe el nombre de «shimmer aggregate», que yo traduje en mi tesis por «agregados brillantes».

Simplectita: De symplekô, entrelazado. Es una textura caracterizada por el intercrecimiento de dos o más minerales diferentes, uno de los cuales suele tener un hábito vermiforme (con forma de gusano). Es otra reacción diaftorésica.

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Simplectitas de clinopiroxeno y plagioclasa originadas por la desestabilización del granate durante la despresurización de la roca.

Tectónica: De técton (una perturbación en la fuerzan), que significa albañil, obrero que construye… Vale, ahora ya no podré mirar a ningún tectónico sin imaginármelo vestido con un mono azul echando paladas de arena (samitas) en una mezcladora de cemento. Bien.

Tektita: De tektôs, fundido. Son gotitas de fundido que se encuentran en los eyecta que rodean a los cráteres de impacto. Se podría decir que extinguen más dos tektitas que dos carrektitas.

Xenoblástico: Xeno, ajeno, extraño, y blastos que, al ser sufijo, significa que crece durante el metamorfismo. Sería un cristal que crece durante el metamorfismo, pero cuyas caras le son ajenas. Es sinónimo de alotrioblástico (si no tuviera nada que ver, sería xenónimo; por ejemplo, xenoblástico es xenónimo de patata).

Termino ya por fin esta serie metaetimológica con un chiste que me contaron hace muchísimo tiempo, y por el que se podría decir que le pillé gusto al griego (gusto platónico, se entiende):
+Una chica llama a su amiga un viernes por la tarde para salir de marcha.
-La otra le responde: Creo que me voy a quedar en casa, es que estoy con amígdalas.
+La primera le replica: ¡Jo, tía! Tú siempre saliendo con griegos.

Tranquilidad, después de esto, ya nada puede ir a peor. En cualquier caso, ahora estais preparados (o preparadas) para salir con griegas (o griegos), aunque vuestra conversación estará limitada a la evolución metamórfica de los cinturones orogénicos.

Para qué más.

Vuelve a la Primera entrada de esta serie.
Quiero volver a leer la segunda entrada.
La opción C (la ter-C-ra) es siempre la correcta (C-rtera).

#ThinsectionThursday 1: Una ¿simple? pizarra

Es muy común en Twitter dedicar determinados días de la semana a alguna materia en concreto y asignarles una etiqueta (hashtag) para poder seguirlos. De manera general existe el #FF (Follow Friday), día en el que recomiendas a tus seguidores que sigan a otros usuarios de Twitter que les pueden resultar interesantes.

Los geólogos tuiteros también se han apuntado a esta moda y así tenemos etiquetas como #VolcanoMonday, #FridayFold y #FossilFriday.

Seguir leyendo #ThinsectionThursday 1: Una ¿simple? pizarra

Cloritoide

El cloritoide es un mineral metamórfico que se encuentra en metapelitas ricas en Al y Fe de bajo grado, aunque puede sobrevivir también dentro la zona de la estaurolita, ya en el grado medio. Como otros silicatos alumínicos en metapelitas, aparece como porfiroblastos (cristales de mayor tamaño en una matriz de grano menor que, al ser rocas de grado bajo, generalmente es grano fino). Seguir leyendo Cloritoide

El lenguaje de las piedras

En la película «Un lugar en el mundo«, un geólogo español (Hans, interpretado por José Sacristán) llega a un pueblo del centro de Argentina contratado por el cacique local para realizar un estudio geológico de la región.
Mientras reside en ese pueblo, entabla amistad con el personaje de Federico Luppi (Mario), que es el profesor de la escuela, y este le convence para que dé unas clases de geología a sus alumnos. En una de las mejores escenas de la película, Hans les dice a los chicos que las piedras hablan y que solo los geólogos entendemos lo que nos cuentan. Seguir leyendo El lenguaje de las piedras

A penny for your hardness

Hoy voy a escribir un poco sobre petrofísica de bolsillo. Todos los geólogos hemos oído hablar de la escala de Mohs; sabemos que el talco (de dureza 1) se raya con la uña (entre 2.2-2.5), mientras que el diamante (10) raya todo lo demás. Entre medias, minerales más o menos fáciles de conseguir: yeso (2), calcita (3), fluorita (4), apatito (5), feldespato (6), cuarzo (7), topacio (8) y corindón (9). Además, en España tenemos un material que se sale de todas las escalas de dureza conocidas, el careto de nuestros políticos; son capaces de pulverizar el diamante eso sí, después de robarlos. Seguir leyendo A penny for your hardness

Nomenclatura de rocas metamórficas (II): Minerales

En el momento actual existen casi 5000 minerales distintos (sí, os pongo de referencia la Wikipedia porque me da igual el número exacto, solo me interesa destacar que son muchos). La mayoría son minerales muy raros que aparecen en lugares muy específicos o son el producto de la alteración de otros. Todos y cada uno de ellos hacen las delicias de los coleccionistas, aunque a los petrólogos nos dan un poco igual (a mí por lo menos). Seguir leyendo Nomenclatura de rocas metamórficas (II): Minerales